Las serpientes ciegas
New York, 1939. Mientras en Europa está a punto de desatarse una guerra de imprevisibles consecuencias, yo acabo de llegar a Nueva York... ... una Babel a la que nunca le faltarán poetas que sepan rimar sus grandezas y sus miserias. Me han encomendado la misión de encontrar a un hombre que incumplió un pacto. Y en eso consiste mi trabajo: en capturar a los insinceros para hacerles ver que no se puede dar en vano la palabra propia.