La editorial recupera una joya ilustrada que tiene como protagonista a una casa, testigo del inexorable paso del tiempo, con sus alegrías y penas. La idea de narrar la evolución histórica de un edificio, y mostrar los cambios experimentados por éste con el pasar de los días, a partir de una ilustración realista no es original de Roberto Innocenti, ya que un proyecto similar había sido desarrollado antes por el ilustrador suizo Jörg Müller. Sin embargo, mientras éste último se limitó a reproducir la sucesión de imágenes con una exactitud de historiador, sin aportar texto alguno y dejando al espectador libertad para elaborar su propia interpretación, J. Patrick Lewis cuenta una historia marcada por la belleza de las virtuosas imágenes modeladas por el dibujante italiano (Premio Andersen 2008). Un lugar que permanece inerte pero al que afectan numerosos cambios, desde los ciclos propios de la estaciones, que incluyen las labores de cultivo y recolección o la celebración de fiestas, hasta aquellos marcados por la intervención del hombre: la guerra y el desplazamiento de personas, los avances técnicos y la transformación del mundo rural. Esta casa tiene algo de ser vivo: aunque fue creada y destruida, de un modo u otro aún permanece, y ahora su puerta está abierta a las nuevas generaciones de lectores.

La editorial recupera una joya ilustrada que tiene como protagonista a una casa, testigo del inexorable paso del tiempo, con sus alegrías y penas. La idea de narrar la evolución histórica de un edificio, y mostrar los cambios experimentados por éste con el pasar de los días, a partir de una ilustración realista no es original de Roberto Innocenti, ya que un proyecto similar había sido desarrollado antes por el ilustrador suizo Jörg Müller. Sin embargo, mientras éste último se... Seguir leyendo