Nadia y Lucas tienen un lugar de encuentro: el membrillero. Bajo su sombra y alejados de las miradas de los adultos comparten sus secretos, entre los que se encuentra un libro escrito por ambos. La vida de Nadia no es fácil: su hermano está enfermo y su madre le dedica toda su atención. Menos mal que los ayuda su tío Nicolae. Pero la vida de Lucas es más difícil aún. No obstante, se tienen el uno al otro y juntos emprenden aventuras, juegan con las palabras, se divierten juntos e intercambian afecto. Pero pronto las cosas cambiarán. El tono confesional, la narración de recuerdos íntimos (en momentos tiernos; en otros, difíciles) y el cuidado en una escritura tan evocativa como exacta hacen de esta novela una experiencia de gran carga emocional en la que el lector juvenil y el adulto pueden participar de distintos niveles de lecturas. La narración se desdobla en dos tiempos. Uno se sitúa en la infancia. El otro, en el momento en el que se escribe. La aportación del lector se centra en cuál de estos tiempos es aquel que marca su lectura. Recomendamos su lectura a partir de once años.
Nadia y Lucas tienen un lugar de encuentro: el membrillero. Bajo su sombra y alejados de las miradas de los adultos comparten sus secretos, entre los que se encuentra un libro escrito por ambos. La vida de Nadia no es fácil: su hermano está enfermo y su madre le dedica toda su atención. Menos mal que los ayuda su tío Nicolae. Pero la vida de Lucas es más difícil aún. No obstante, se tienen el uno al otro y juntos emprenden aventuras, juegan con las palabras, se divierten juntos e intercambian afecto. Pero... Seguir leyendo
La sombra del membrillero
Cuando vi el nombre impreso en la portada del libro sentí que algo me tiraba hacia dentro, que alguien movía los hilos de mi corazón. Cerré los ojos porque me llegaba el golpe de viento de los membrillos y el zumbido de las moscas y las risas de los niños. Oí la tromba de voz del tío Nicolae, sus cuentos de hojas rojas y la libreta de espiral donde la mano de Lucas hacía malabares, apretando mucho la punta entre las hojas y la cabeza demasiado cerca: «Te vas a quedar ciego». «Ciego y todo escribo».