Una joven decide escribir sobre la vida de un anciano al que cuidó y al que unió una gran amistad. Quiñones continúa aquí la historia de amor entre Marina y Carlos iniciada en De ahora en adelante. En la narración se alternan reflexiones en torno al amor, la madurez, la memoria, las relaciones de pareja o el sentido de la vida. El contraste de la nostalgia y la muerte con la ilusión, la juventud y el reto del amor, dota al relato de diferentes tonalidades y matices. Destaca la naturalidad con que se tratan temas habitualmente tabúes como el sexo, la enfermedad y la muerte. Una joven decide escribir sobre la vida de un anciano al que cuidó y al que unió una gran amistad. Quiñones continúa aquí la historia de amor entre Marina y Carlos iniciada en De ahora en adelante. En la narración se alternan reflexiones en torno al amor, la madurez, la memoria, las relaciones de pareja o el sentido de la vida. El contraste de la nostalgia y la muerte con la ilusión, la juventud y el reto del amor, dota al relato de diferentes tonalidades y matices. Destaca la naturalidad con que se tratan temas habitualmente tabúes como el sexo, la enfermedad y la muerte.

Nada que no seas tú

A pesar de la nostalgia, que me hacía sentir inerme como un paisaje abandonado a su destino de lluvia, me dije que escribiría su historia. Me impuse la tarea de no dejar que su memoria se perdiese en un laberinto de sombras y olvidos. Por eso, antes de que su voz apagada se convirtiera en un eco lejano, quise invocar los días y las horas que pasé junto a él, para que la suave dulzura de los ausentes me guiara a través de las páginas en las que narraría su vida.