Gracias a su tía Encarna, el niño se siente como el hombre más fuerte del mundo. El autor ha utilizado un humor irónico para que vayamos descubriendo al protagoniista, y lo que nos va relatando no es precisamante para pensarlo, si no todo lo contrario. El lector verá cómo se percibe a sí mismo y las limitaciones y obligaciones que va teniendo en su vida cotidiana como, por ejemplo, no llegar al botón del ascensor o tener que comer brócoli, y también descubriremos sus deseos de ser bombero cuando sea mayor. Simpática y original propuesta para primeros lectores.
Gracias a su tía Encarna, el niño se siente como el hombre más fuerte del mundo. El autor ha utilizado un humor irónico para que vayamos descubriendo al protagoniista, y lo que nos va relatando no es precisamante para pensarlo, si no todo lo contrario. El lector verá cómo se percibe a sí mismo y las limitaciones y obligaciones que va teniendo en su vida cotidiana como, por ejemplo, no llegar al botón del ascensor o tener que comer brócoli, y también descubriremos sus deseos de ser bombero cuando sea mayor.... Seguir leyendo
Cuando el hombre más fuerte del mundo se pone al teléfono, todos lo confunden con la tía Encarna
Cuando el hombre más fuerte del mundo se pone al teléfono, todos lo confunden con la tía Encarna. Por la voz, nadie diría que es el hombre más fuerte del mundo.
¿Encarna?
El hombre más fuerte del mundo nunca toma el ascensor, y eso que vive en el séptimo piso.