Concebida en origen como pieza para piano por su autor, el ruso Modest  Mussorgsky, y adaptada para orquesta en innumerables ocasiones a lo largo del siglo XX, Cuadros de una exposición  (1874) constituye uno de los monumentos musicales del tardorromanticismo. El compositor quiso con esta pieza homenajear a Víktor Hartmann, amigo fallecido en plena juventud, que tenía en la pintura una de sus aficiones. Por eso, a partir de una exposición póstuma sobre la obra pictórica de este amigo, el compositor elabora una preciosa suite evocando diez de los cuadros expuestos; son piezas autónomas, unidas a través de una secuencia, buscando así el efecto de una visita museística: contemplación de un cuadro y pequeño paseo hasta llegar al siguiente. El álbum literario editado por Kalandraka adapta para el público infantil dicha idea, sustituyendo la figura humana del visitante por la de una oca que, rezagada de su grupo, se adentra, sin apenas darse cuenta, en las salas del Museo de El Hermitage y se sumerge en la atmósfera de cada cuadro, caracterizados por su costumbrismo y por la inclusión de elementos representativos del foclore ruso. Feliz ocasión para gozar de un historia amable y escuchar una maravillosa partitura de la que, por sus característica formales, disfrutarán los pequeños. Música de Modest Mussorgsky y Maurice Ravel. Giuseppe Sinopoli dirige a la Filarmónica de Nueva York.

Concebida en origen como pieza para piano por su autor, el ruso Modest  Mussorgsky, y adaptada para orquesta en innumerables ocasiones a lo largo del siglo XX, Cuadros de una exposición  (1874) constituye uno de los monumentos musicales del tardorromanticismo. El compositor quiso con esta pieza homenajear a Víktor Hartmann, amigo fallecido en plena juventud, que tenía en la pintura una de sus aficiones. Por eso, a partir de una exposición póstuma sobre la obra pictórica de este amigo, el compositor elabora una preciosa suite... Seguir leyendo