La autora desnuda sus sentimientos con unas memorias gráficas, dotadas de gran lirismo, en las que desgrana media infancia y adolescencia dedicadas al patinaje en varias de sus vertientes. Desde su salida de New Jersey muestra un recorrido sin complejos por sus miedos y alegrías, en donde tienen vital importancia algunas entrenadoras que moldearon su carácter o las relaciones personales con otras deportistas y con su propia familia. Un relato extrapolable a otras realidades con el que muchas adolescentes se sentirán identificadas, que sondea en usos y costumbres de la generación nacida en los años 90 (series de televisión, música, novelas); y retrata magistralmente aspectos como la sensación de vacío existencial provocada por las rutinas de entrenamiento, el proceso que inicia para superar sus complejos, la dureza de la disciplina y las exigencias por las que casi llegó a odiar el deporte, los primeros escarceos amorosos, la confesión de su identidad sexual a amigos y familiares, el desarraigo que provoca el traslado a otra ciudad…Estructurado a partir de los nombres de una colección de pasos base del patinaje artístico y sincronizado, la historia cuenta de forma introspectiva, la relación con otras niñas y, particularmente, con la joven a partir de la que inició su catarsis. Walden plasma esa travesía y descubre su verdadera vocación (la de convertirse en dibujante), tras tantos años de sacrificio deportivo, con un cómic diseñado en tonalidades azules y con convergencias estilísticas a otras propuestas en viñetas que tratan temas similares, como Polina de Bastien Vivès, por ejemplo.
La autora desnuda sus sentimientos con unas memorias gráficas, dotadas de gran lirismo, en las que desgrana media infancia y adolescencia dedicadas al patinaje en varias de sus vertientes. Desde su salida de New Jersey muestra un recorrido sin complejos por sus miedos y alegrías, en donde tienen vital importancia algunas entrenadoras que moldearon su carácter o las relaciones personales con otras deportistas y con su propia familia. Un relato extrapolable a otras realidades con el que muchas adolescentes se sentirán identificadas, que sondea en usos y... Seguir leyendo
Piruetas
Hice patinaje artístico y sincronizado de manera profesional durante doce años.
Y, aunque me avergüence, una pista de hielo siempre será un lugar familiar.
- Puedes prepararte en el vestuario 2.
- Gracias
Huele como a sudor de hockey y frío artificial.
Todas las pistas huelen igual. Y también se parecen.