La vida junto a la abuela siempre fue divertida y excitante, ella era una puerta abierta a la imaginación y, a su lado, nada resultaba imposible. Hasta que un día las cosas cambiaron súbitamente. La cruel degeneración que produce la vejez comenzó a marcar la existencia de la anciana hasta reducir aquella vitalidad en una luz tenue, casi apagada, oscureciendo, en consecuencia, también la vida de la narradora de esta historia. Por mucho que sus padres expliquen el proceso con claridad, es difícil aceptar la nueva realidad. Sin embargo, aunque desaparezca la iniciativa siempre quedará su recuerdo para marcar el ritmo de lo que queda de camino. La artista croata Hana Tintor modela un ecosistema visual que refleja a la perfección la intensidad de las emociones que comienzan a florecer en los primeros signos de demencia para, sin mostrar la tristeza que se supone a una situación así, incitar a los propios lectores infantiles a que interioricen un proceso que, lamentablemente, se repite en muchas casas como ley de vida. Un homenaje y recuerdo a nuestros mayores, tan duro como necesario, escrito con sensibilidad por Iva Bezinovic-Haydon. Estuvo nominado al mejor libro ilustrado croata en 2021.
La vida junto a la abuela siempre fue divertida y excitante, ella era una puerta abierta a la imaginación y, a su lado, nada resultaba imposible. Hasta que un día las cosas cambiaron súbitamente. La cruel degeneración que produce la vejez comenzó a marcar la existencia de la anciana hasta reducir aquella vitalidad en una luz tenue, casi apagada, oscureciendo, en consecuencia, también la vida de la narradora de esta historia. Por mucho que sus padres expliquen el proceso con claridad, es difícil aceptar la... Seguir leyendo
MI ABUELA NO SABE QUIÉN SOY
- ¡Abuela, hazme crepes!
- ¡Abuela, mira cuánto tiempo puedo contener la respiración!
- ¡Abuela, esta noche vamos a dormir en una tienda de campaña en el jardín!
- ¡Abuela, baila un poco más rápido!