Una historia espléndida por su hilarante fantasía, su inocencia próxima al más puro absurdo y por el ejemplo nada condescendiente ni moralizante de solidaridad que ofrecen las gallinas a la vaca protagonista, ¡aunque no sea de su misma especie! Las expresivas ilustraciones humorísticas de Ayto dotan al texto de una fuerza descriptiva conmovedora y a la vez desternillante.
Una historia espléndida por su hilarante fantasía, su inocencia próxima al más puro absurdo y por el ejemplo nada condescendiente ni moralizante de solidaridad que ofrecen las gallinas a la vaca protagonista, ¡aunque no sea de su misma especie! Las expresivas ilustraciones humorísticas de Ayto dotan al texto de una fuerza descriptiva conmovedora y a la vez desternillante.
La vaca que puso un huevo
Macarena es una vaca
que se siente un poco triste.
Las gallinas le repiten:
«¿Qué te pasa, amiga Maca?»
«Que no valgo ni un comino»,
contesta desesperada.
«En bici no sé montar,
ni andar sólo con dos patas
como el resto de las vacas.
¡Soy un animal vulgar!»
Esa noche a las gallinas
se les ocurrió una idea.
Cloc. Cloc. Cloc. Cloc.
Cloc. Cloc. Cloc. Cloc.
Cloc. Cloc. Cloc. Cloc.
Cloc. Cloc, cloc, cloc, cloquean...