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Irrumpe con fuerza la demanda de libros de no ficción divulgativa para niños y jóvenes

 

Los libros de no ficción o de carácter divulgativo son cada día más demandados por los profesionales de la docencia y por las familias. Durante los dos últimos años se ha detectado la necesidad de complementar la información que niños y jóvenes encuentran en internet con libros impresos que ofrezcan información de una forma atractiva y motivadora de la curiosidad de los más jóvenes.

Alemania, Francia y Gran Bretaña tienen en su haber una larga tradición editora de libro informativo.

En lengua española, editoriales de trayectoria asentada, como Siruela, han creado líneas de edición centradas en textos de esta naturaleza, como Nos gusta saber, una serie incluida dentro de la colección Las tres edades. Esta colección de Siruela, en apenas un par de años, ha puesto en manos de preadolescentes desde lecciones musicales hasta viajes filosóficos, pasando por recetas de cocina o aproximaciones al mundo de la astronomía o la biología. Esta editorial ha encontrado una gran acogida entre los lectores como consecuencia de su acierto al lanzar títulos que unen al tratamiento gráfico atractivo e innovador una retórica y unos contenidos que encajan con los gustos de los lectores de esas edades.

Lo que para los editores es una sorpresa positiva en un tiempo de descenso general en la cantidad de libros vendidos, puede ser un mensaje a tener en cuenta en el terreno de la escuela y la biblioteca. La primera conclusión del éxito de Siruela es que el lector adolescente demanda un libro diferente al libro de texto y que al mismo tiempo le permita entender mejor el mundo que lo rodea.

La colección de esta editorial, que recientemente también ha recibido el respaldo de la comisión que selecciona las compras para el sistema educativo de México, presenta títulos como El libro de los animales misteriosos, de Lothar Frenz; 10 plantas que cambiaron el mundo, de Gillian Richardson; o El fantástico viaje al Big Bang, de J Teichmann y K. Wehner o el ya muy popular Bienvenidos a la cocina. 114 recetas para jóvenes y no tan jóvenes, de Inés Ortega, entre bastantes otros más.

El éxito de este tipo de libros se ha manifestado también en el mercado anglosajón y en los países del norte de Europa como un tipo de lectura que se solicita tanto para el hogar como para la escuela o la biblioteca escolar.

En lo que se refiere a la literatura infantil y juvenil, la transmisión de conocimiento está detrás de muchos de los textos que han ido publicándose desde que en la modernidad temprana (y en el ámbito occidental), ya se tomara conciencia de la necesidad de producir obras dirigidas específicamente para niños y adolescentes.

En ese tiempo, la divulgación se circunscribía a nociones básicas y conocimientos elementales relacionados con el aprendizaje de la lectura de textos de escasa complejidad, de la aritmética de uso cotidiano y de los valores sociales, morales y religiosos propios de la época.

Como ocurre en el caso de la no ficción destinada a público adulto, es en el siglo XX cuando los libros informativos para niños y adolescentes toman otro cariz: se alejan de su orientación escolar, de su intencionalidad puramente instructiva (para lo que hoy disponemos del libros de texto), con la intención de convertirse en objetos que, además de ofrecer algunas respuestas sobre los más variados asuntos, propicien la curiosidad sobre otros.

El objetivo ahora es que la adquisición de nuevos conocimientos se produzca de forma amena y como consecuencia del propio interés del niño, si bien es obvio que hay una labor de mediación (maestros, bibliotecarios, familia) –siquiera en los estadios iniciales– entre estos libros y la voluntad del pequeño lector.

El libro informativo para niños y adolescentes se asienta sobre cuatro ejes: la depuración y adaptación del lenguaje a sus potenciales lectores, la elección de asuntos que aporten interés en sí mismos, el tono marcadamente desenfadado que apela al anhelo lúdico del niño o del joven, y una cuidada edición en lo formal, dando cabida a diseño e ilustración atractivos.

Así, una editorial como Coco Books tiene desde sus inicios esa veta divulgativa, que no ha dado lugar a una colección concreta, sino a una cierta forma de edición.

Otros sellos disponen de secciones, como es el caso de Combel con su colección Libros de Conocimientos; Anaya con las series Biblioteca Básica de Arte, Historia y Literatura, orientada a adolescentes y de carácter más técnico. Algar, por su parte, edita El Club de la Ciencia; Lóguez, la fusión de ficción y conocimiento, en las series Joven Arte y Joven Música.

Mención aparte merecen algunas editoriales para público adulto que, de vez en cuando, ofrecen obras divulgativas para adolescentes con atractivos diseños, tal es el caso de Impedimenta con una novela gráfica, recientemente editada, sobre el explorador Shackleton.

Asimismo han apostado por esta tipología jóvenes editoriales, como Blackie Books, fundada en 2009, y que recientemente ha inaugurado la colección Academia Blackie Books con sendos libros dedicados a curiosidades científicas y filosóficas para adolescentes.

En definitiva, el libro informativo –en sus diferentes formulaciones– goza de una salud espléndida en la edición más reciente en lengua española y, a juzgar por lo que prometen las novedades anunciadas para dentro de unos meses, parece que seguirá así por mucho tiempo.

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