En anteriores generaciones el cine club o cine fórum era una actividad habitual en el colegio. Películas clásicas sobre las que establecía un debate, films míticos en horario extraescolar para disfrutar en gran pantalla de algunas historias que solo podías ver en televisión, adaptaciones de obras literarias, propuestas que ilustraban en pantalla determinadas asignaturas... Se ha escrito mucho sobre los beneficios pedagógicos que el séptimo arte encierra a la hora de utilizar sus recursos en el ámbito escolar.

Sin embargo, en la actualidad muchos profesores tienen algunas dudas sobre las posibilidades legales que la Ley de Propiedad Intelectual ofrece a los docentes. La normativa es clara: está prohibido proyectar películas completas o cualquier otro material audiovisual en su totalidad.

Se pueden seleccionar fragmentos de obras audiovisuales siempre que "tales actos se hagan únicamente para la ilustración de sus actividades educativas", que la difusión tenga lugar en el horario lectivo (no como parte de una actividad extraescolar), "que se trate de obras ya divulgadas" y "que estas no tengan la condición de libro de texto, manual universitario o publicación asimilada".

Las entidades que gestionan los derechos de propiedad intelectual de las productoras son muy concisas al respecto. La normativa es una modificación realizada en 2006 sobre el decreto original, redactado en 1996. 

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