|
Google apuesta por un novedoso proyecto educativo, Expeditions, que implica de forma indirecta el uso de los teléfonos móviles en el aula. Actualmente, en la mayoría de los centros españoles, está prohibida la utilización de estos dispositivos, en la mayoría de los casos con una normativa aprobada de acuerdo con las asociaciones de padres y madres. Sin embargo no se puede negar la realidad. Según informa el Instituto Nacional de Estadística, uno de cada tres niños de diez años lleva uno. Más del 75% a los 13 y casi el 90% en el momento de cumplir los quince. Desde diferentes organismos piensan que es el momento de utilizar todo el potencial que ofrecen estos aparatos a favor de la educación.
Según informa el diario El País, en el instituto madrileño de Educación Secundaria Cervantes, han empezado a usar smartphones, junto a las tabletas, en determinadas clases. Representantes de la multinacional norteamericana, una de las que apuesta firmemente por su uso escolar, visitarán Madrid próximamente para explicar todos los beneficios que proporciona esta nueva tecnología.
El teléfono siempre está en el ojo del huracán cuando hablamos de rendimiento académico. Aunque no hay evidencias científicas creíbles al 100%, está claro que es un potente distractor que ejerce un indudable atractivo para los niños y adolescentes. Al mismo tiempo es un fascinante vehículo para desarrollar aspectos relacionados con la autonomía del joven o el trabajo colaborativo.
Independientemente de que su uso siga siendo restringido en el aula, aprovechar la tecnología que lleva incorporada parece una forma acertada de potenciar el interés por determinadas materias o asignaturas. Un hecho que debe ir acompañado de la correspondiente formación continua y de un proceso abierto de reciclaje para los docentes.
En esta misma linea, la revista digital Xataka hablaba la pasada semana de otros docentes que ya están apostando por reducir el número de libros de texto en el aula, potenciando el uso de tabletas para aligerar las mochilas de los alumnos y dotar de un punto más de atractivo a las clases, a la vez que abanderando proyectos colaborativos en donde se reafirma el binomio profesor-alumno desde otras perspectivas.
Libros de texto, cuaderno, estuche, el bocadillo, el balón... ¿Cuantas cosas caben en la mochila de un alumno? Hablamos y hablamos de innovación pero los chicos y chicas siguen acudiendo a clase con el mismo volumen de peso que generaciones anteriores. Eso al menos debieron pensar Manuel Jesús, en el IES Virgen del Castillo, en Lebrija (Sevilla); o Iolanda Arboleas, en el IES Sils de Girona. Son las caras visibles de un buen número de profesionales comprometidos con la educación que trabajan, muchas veces en silencio, conscientes de que el sistema debe adaptarse a los nuevos tiempos introduciendo lo mejor y más accesible de la tecnología "cotidiana".
Gracias a la incorporación de estas nuevas prácticas y las ideas de muchos docentes, el rol del maestro está cambiando y enfocándose hacia un camino alejado del tradicional, aunque recogiendo lo mejor de ese perfil. Sin embargo parece evidente que aún queda un largo recorrido para que todos los espacios educativos incluyan propuestas de este estilo, ideas que ayuden a incentivar al alumno y a desarrollar todo su potencial con el apoyo de herramientas que ya forman parte de su vida cotidiana y de sus momentos de ocio y comunicación.
[Foto: K. W. Barrett]
|
