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Sugerencias para leer mejor en voz alta

La lectura en voz alta es una estrategia válida de lectura, siempre y cuando no se reduzca a una mera oralización del texto. Si al lector sólo se le pide que sonorice los signos gráficos que tiene ante sus ojos, estaremos ante una simple y muy discutible actividad de oralización, pero nunca podremos hablar de «comunicación basada en la lectura» ni de verdadera «lectura expresiva».

Consejos para leer en voz alta a los niños

Para la Biblioteca Pública del Condado de Baltimore (Maryland, USA) estos son los consejos que debemos ofrecer a padres y educadores para que lean en voz alta a los niños. 

  1. Lea a su bebé (rimas, de una tarjeta de cumpleaños, de una caja de cereales o un cuento del periódico....), pero también al resto de los niños y jóvenes.
  2. Acérquele ilustraciones de complejidad progresiva y a los libros de cuentos mientras va creciendo. Las formas, los colores y los sonidos, los personajes le encandilarán al tiempo que le enriquecen.
  3. Visite la biblioteca del barrio con frecuencia dejando que los niños consigan su carné y elijan por sí mismos sus materiales de lectura.
  4. Dedique cada día un rato a leer en voz alta, en el momento y el lugar que usted quiera, pero siempre buscando la comunicación afectiva y la cordialidad.
  5. Utilice todo tipo de textos en cuanto a géneros, tonos, épocas, localizaciones, etc.
  6. Lea también sobre lo que el niño ve a su alrededor y sobre lo que contempla en la televisión, internet: personas, lugares, temas, etc.
  7. Haga que los niños le lean en voz alta mientras usted realiza cualquier actividad en el hogar.
  8. Cree un clima favorable de la lectura en voz alta en casa y en la escuela: en las ambientaciones, en las conversaciones, etc. Mantenga materiales de lectura variados a la vista y al alcance físico del niño.
  9. Lea en presencia de los niños compartiendo con ellos sus lecturas y sus impresiones sobre ellas.
  10. Demuestre a los niños –con los hechos no sólo con las palabras– que los libros son muy especiales para usted.

Para que se produzcan la «comunicación basada en la lectura» y de verdadera «lectura expresiva» se han de cumplir una serie de requisitos que pasamos a describir. 

  1. Antes de la lectura
  • Pensar en los destinatarios, en si les va a interesar el texto, en sus características, en su capacidad de escucha y sus hábitos de atención y comprensión (¿entenderán el lenguaje, la trama, los conceptos básicos?).
  • Si el lector lee un texto es porque desea comunicar «algo» a un auditorio. Sólo se puede transmitir un mensaje si el lector ha tenido tiempo suficiente para «adueñarse» del texto. Para ello se le dará la oportunidad de bucear en su contenido, tratando de resolver todas sus dudas de comprensión y de encontrar su modo personal de poner el texto al alcance de los oyentes.
  • Si el lector no comprende el texto de un modo global ni conoce el significado de sus palabras clave, estará incapacitado para realizar una lectura auténticamente eficaz.
  • No sólo se deberá tener en cuenta la entonación lingüística (marcada por los signos ortográficos, por ejemplo, las interrogaciones y exclamaciones) sino también la entonación emocional (las frases se entonan sobre todo en función de su contenido semántico).
  • La lectura en voz alta requiere un gran esfuerzo mental y psicológico al lector porque le sitúa ante el «riesgo» de ser entendido, pero también ante la posibilidad de ser cuestionado por su estilo y por la calidad de su oralización.
  • El lector debe disfrutar (en lo intelectual, recreativo o ideológico) con el texto que va a comunicar; de lo contrario su lectura resultará violenta y poco espontánea. Si no disfruta leyendo, el público lo percibirá y se sentirá incómodo y acabará desconectando.
  • Antes de la puesta en escena de la lectura se realizarán varios ensayos ante un pequeño público de confianza que sabrá escuchar con calidez y que criticará constructivamente.
  • Grabar estos ensayos y escucharlos autocríticamente para analizar fallos de pronunciación, entonación, ritmo, etc.
  • Se realizarán ejercicios de relajación para conseguir un tono corporal sereno y equilibrado.
  • Se creará un clima apropiado captando la atención y el sosiego de los oyentes mediante, por ejemplo, una música relajante, una modulación de la luz (reduciendo la luminosidad de la sala, excepto un foco no excesivamente potente enfocado hacia el lugar en el que se situará el lector).
  • Generar expectación entre los oyentes mediante una introducción breve pero incisiva y sugerente que les haga sentir que están ante una ocasión privilegiado de disfrutar de la palabra hablada.
     

 Delante de los oyentes

  • El lector debe situarse ante el auditorio en unas condiciones óptimas (visibilidad, comodidad, sonoridad, etc.) que le permitan sentirse a gusto.
  • Se controlará la respiración, para lo cual la postura corporal ha de permitir la recepción y emisión natural del aire durante la fonación de las frases.
  • Si el lector está de pie puede moverse de un lado para otro –sin excesos–, si lo desea, para así captar mejor la atención de todos (que se sentirán más «aludidos» si el lector les mira de frente y se acerca). Todo ello sin sobreactuar.
  • El texto será sujetado de un modo correcto: sin tapar con él el rostro del lector, ni tan bajo que le obligue a mirar hacia abajo, lo cual haría perder sonoridad.
  • Se llevará el texto tan dominado que el lector podrá levantar los ojos con frecuencia y así podrá observar si está captando la atención de los lectores y sus reacciones.
  • Si la lectura se apoya en algún tipo de imágenes (ilustraciones, esquemas, etc.), hay que asegurarse de que todos puedan verlas y de que no sean un motivo para la «desconexión» del auditorio respecto al mensaje que transmite el lector.
  • Leer sin prisa, saboreando, degustando el texto.
  • En todo momento se cuidará que la voz transmita la «temperatura emocional» del texto, adecuándola al contenido tanto en modulación como en timbre, volumen y entonación. En la eficacia con la que el lector maneje esta última se juega gran parte del éxito de su lectura, porque le permitirá crear un clima cálido y comunicativo o se convertirá en un obstáculo insalvable entre el emisor y los receptores.
  • Cada texto requiere un tono, una modulación, unas inflexiones. No se leen de igual manera una historia tétrica, un relato irónico, un poema, un ensayo, una noticia, etc.
  • El lector tiene que dar tiempo a los oyentes para reaccionar si el texto les provoca respuestas espontáneas (miedo, repulsa, risa, sorpresa...). Al mismo tiempo, no evitará transmitir sus propias emociones, ya que eso dará a la lectura mayor naturalidad e intensidad.
  • Los cambios de ritmo y algunas pausas son recursos ideales para mantener el interés del público: si la acción pasa por un momento acelerado, se leerá con mayor velocidad; si se ralentiza el tempo narrativo, el lector reducirá la vivacidad.
  • No dejar un texto a medias. Si su extensión es excesiva para una sola sesión, definir con claridad los capítulos de modo que la comprensión no se resienta al dejarla para otro día. La fractura debe hacerse con habilidad para que oyente esté deseando que le sigan leyendo.
  • Iniciar la siguiente sesión con una recapitulación de lo leído que permita al auditorio recordar y reengancharse. Puede establecerse un diálogo breve lector-oyentes para que estos se sientan involucrados.
  • Al finalizar, se debe establecer un diálogo para comprobar si el texto ha gustado, si se ha entendido, que ha sugerido, etc. Debemos tener presente que el objetivo es establecer un contacto emocional con cada uno de los oyentes.

 

Conclusiones
Gerardo Cirianni  nos recuerda que no existen normas fijas sobre el significado y valor de cada signo de puntuación y se pregunta sobre la extensión de las pausas que requieren una coma o un punto.

El texto escrito tampoco señala el volumen de voz o la intención del contenido. Sólo un lector eficaz será capaz de asumir con fidelidad la voz del escritor y de atribuir un sentido a lo que lee a partir de los indicios que le ofrece la obra. Ese lector habrá dado un paso importante cuando abandone lo literal para trascender a lo interpretativo y logrará que los oyentes sean partícipes activos de esa evolución.

Leer en voz alta de un modo expresivo y comunicativo es una excelente estrategia de fomento del hábito lector porque tanto el que lee como el que escucha sentirán el auténtico gozo de la palabra escrita. Uno y otros se estarán dando de leer y sentirán su intercomunicación como un acto cultural, social y humano lleno de sentido y maravilla.

Este texto es una colaboración de Kepa Osoro

 
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