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Clásicos universales y clásicos juveniles:sobre el canon de lecturas en el Bachillerato (Segunda parte parte)

El sistema educativo y la formación de un canon de lecturas

El canon que impone el sistema educativo tiende a la arbitrariedad, porque está influido por las ideas que forman el sustrato del propio sistema, que en unos momentos han sido doctrinales o moralistas, y en otros, como en la actualidad, puramente instrumentales y en directa relación con los contenidos del currículo escolar. Por tanto, además de arbitrario, el canon de lecturas escolares ha sido cambiante con el tiempo, lo que en sí mismo es una característica contraria al concepto de clásico, que, como hemos visto, requiere una aprobación general tras un cierto paso del tiempo. Lo más preocupante es que los cambios casi nunca se han producido por criterios literarios o estéticos, sino por razones ideológicas o pedagógicas.

La Teoría de los Polisistemas de Even Zohar es la que mejor explica esos cambios de canon, ya que entiende el sistema literario como un complejo sistema de sistemas, es decir un polisistema, en donde se sitúan un centro (ocupado por las lecturas canónicas, o clásicos, cuya dimensión es universal) y una periferia (ocupada por el resto de las obras literarias, que se dirigen –en su origen– a un público lector diferenciado).

Como este «sistema de sistemas» es cambiante, es posible la desaparición de una obra que está en el centro y, por el contrario, el salto a ese centro del sistema de una obra que se encuentra en la periferia: eso es lo que ha sucedido con algunas creaciones de Literatura Infantil (Alicia en el País de las Maravillas, Peter Pan o Pinocho), pero también de Literatura Juvenil (La isla del tesoro o Robinson Crusoe), que pasaron al centro, al considerarse «clásicos universales», porque han creado personajes trascendentes, por la riqueza de su lenguaje o por su vitalidad literaria, cuando en su origen se situaban en la periferia, ya que eran obras de una literatura dirigida a un público diferenciado por su edad.

Un canon de lecturas para el Bachillerato debería ser el resultado de un amplio y detenido debate sobre cuáles son las obras literarias más apropiadas por su calidad literaria, por su adecuación a los intereses de los lectores según sea su edad, y por su capacidad para la educación literaria de los mismos. Será un canon diferente a los estadios educativos anteriores que debiera combinar obras de Literatura Juvenil y obras clásicas; en todos los casos sería un canon dinámico, es decir, con cierta capacidad para modificarse parcialmente cada cierto tiempo, sobre todo para hacer posible la incorporación al mismo de obras nuevas, de calidad contrastada y aceptación generalizada. Las obras que formen parte de ese canon contribuirán a la formación de la competencia literaria del alumno, al tiempo que le pondrán en contacto con estilos, autores y momentos representativos de nuestra historia de la literatura, cumpliendo así con los objetivos generales de la enseñanza de Lengua y Literatura para el Bachillerato.

 

 
  • «Conocer las características generales de los periodos más representativos de la Literatura Española, así como sus autores y obras más destacados».
  • «Conocer y valorar obras literarias representativas incorporando su lectura como forma de enriquecimiento personal».

(Ministerio de Educación y Ciencia: R. D. 832/2003)

 

Somos decididos defensores de un canon de lecturas común –en una parte del mismo– a todos los estudiantes. Debe ser un canon amplio, generoso, variado en géneros, corrientes y tendencias, y constituido por obras de indiscutible relevancia literaria, que ayuden al desarrollo de la competencia literaria. De ese modo, se podrá evitar la «instrumentalización» de las lecturas literarias, un peligro constante en el actual sistema educativo: no nos cansaremos de insistir en la necesidad de no emplear las lecturas literarias, parcial e injustificadamente, para ejemplificar lecciones de otro tipo, aunque sean de obligatorio cumplimiento en el currículo escolar.

Cualquier lista de lecturas con pretensión de canon puede servir de referencia cultural e ideológica en muchas instancias y en diversas situaciones, lo que provocará su uso desde posiciones de poder dominantes. La elaboración de un canon literario, también de un canon de lecturas para el Bachillerato, obliga a usar unos criterios en detrimento de otros, y resulta muy difícil eludir gustos y consideraciones personales y, a veces, criterios de tipo comercial. Por eso, es muy importante que los criterios de selección sean sólidos, objetivos e imparciales; entre esos criterios, al menos, debieran estar siempre estos tres:

 

CRITERIOS BÁSICOS PARA LA SELECCIÓN DE LECTURAS
 

  1. La calidad literaria de los textos.
  2. La adecuación de las obras a los intereses y capacidades de los lectores: de ahí la importancia que tiene la LIJ en cualquier selección canónica.
  3. La capacidad de las obras seleccionadas para contribuir a la adquisición de la competencia literaria de los lectores.

 

 

Ya en los últimos años de Secundaria hay ciertas exigencias de lectura: textos clásicos españoles, junto a textos de Literatura Juvenil y a textos de escritores contemporáneos. Sin embargo, diversos estudios sobre las lecturas propuestas por centros educativos españoles nos indican que las coincidencias son muy escasas. Hemos podido corroborar la dispersión y diversidad de lecturas prescritas en Bachillerato, consultando, en sus respectivas páginas web, las listas de lecturas de 15 centros, elegidos al azar, de 7 comunidades autónomas diferentes (Castilla-La Mancha, Castilla y León, Cataluña, Galicia, Madrid, Navarra y Valencia). En los dos cursos de Bachillerato sólo tres centros repiten, como lecturas de curso, Lazarillo y Antología del 27, y dos más repiten Quijote, Caballero de Olmedo (de Lope de Vega), San Manuel Bueno (de Unamuno), Antología (de Machado), Antología (de Juan Ramón), El sí de las niñas (de Moratín), Historia de una escalera (de Buero Vallejo), Tres sombreros de copa (de Mihura) y El viejo que leía novelas de amor (de Luis Sepúlveda). Es fácil imaginar, por tanto, la enorme diversidad de obras y autores que son citados una sola vez: La Celestina, Luces de bohemia, La vida es sueño, El Cid, La Regenta, Rimas (Bécquer), Licenciado Vidriera, Misericordia o Romeo y Julieta, entre otros.

En todos los casos, a partir de determinada edad, a los adolescentes se les debe de ofrecer la lectura de obras clásicas de la literatura universal, porque condensan una riqueza literaria tan grande que no podemos ocultarla, planteándoles la dificultad de su lectura como un reto y no como una barrera. No se trata de proponer un canon exclusivo de obras de Literatura Juvenil, sino de lograr que en ese canon para el Bachillerato convivan obras de Literatura Juvenil con otras que, en su origen, no tenían unos destinatarios definidos por su edad. Para ayudar a quienes estén interesados ofrecemos «Una propuesta abierta de canon de lecturas para el Bachillerato» en el Anexo 1, incluido al final de este trabajo:

Se trata de una propuesta abierta y variable, porque entendemos que un corpus de lecturas debe ser vivo y, por tanto, cambiante. Nuestro corpus pretende ser una primera selección de libros de calidad para que los profesores de los centros puedan elaborar, a partir de ellas, su propio canon. Debiera ser responsabilidad de los profesores seleccionar un corpus de lecturas con calidad literaria, adecuado a los niveles comprensivos de sus alumnos y que empatice mínimamente con sus preferencias lectoras.

En la siguiente lista de 30 obras, se incluyen libros de autores españoles y libros de autores de otros países, cuyas obras han sido traducidas al español, así como obras de Literatura Juvenil y obras que no fueron escritas pensando en adolescentes o jóvenes como receptores de las mismas. No hemos incluido más de una obra por autor, intentando que haya un mayor número de autores representados. Algunas obras seleccionadas se pueden considerar «clásicos», particularmente de las literaturas española e hispanoamericana contemporáneas. De todos modos, las obras seleccionadas tienen reconocida calidad literaria, son adecuadas a la edad de los lectores a quienes nos dirigimos y es fácil encontrarlas en librerías y bibliotecas.

Este texto es una colaboración de Pedro C. Cerrillo

Anexo 1

  1. ALLENDE, Isabel: La ciudad de las bestias. (Mondadori)
  2. ANÓNIMO: Lazarillo de Tormes. (Varias ediciones)
  3. Antología del Grupo Poético del 27. (Akal)
  4. BAROJA, Pío: Las inquietudes de Shanti Andía. (Cátedra)
  5. BÉCQUER, Gustavo A.: Leyendas. (Cátedra)
  6. CELA, Camilo José: La familia de Pascual Duarte. (Destino)
  7. CELA, Jaume: Silencio en el corazón. (La Galera)
  8. CERVANTES, Miguel de: El licenciado Vidriera. (Varias ediciones)
  9. DEFOE, D.: Robinson Crusoe. (Alianza)
  10. DELIBES, Miguel: Los santos inocentes. (Planeta)
  11. GALLEGO, Laura: Finis mundi. (SM)
  12. GARCÍA LORCA, Federico: La casa de Bernarda Alba. (Varias ediciones)
  13. GARCÍA MÁRQUEZ, Gabriel: El coronel no tiene quien le escriba. (Sudamericana)
  14. GÓMEZ, Ricardo: El cazador de estrellas. (Edelvives)
  15. HERNÁNDEZ, Miguel: Cancionero y romancero de ausencias. (Cátedra)
  16. JANER MANILA, Gabriel: Samba para un menino da rua. (Edebé)
  17. LALANA, Fernando: Conspiración en Chafarinas. (SM)
  18. LOPE DE VEGA: Fuenteovejuna. (Cátedra)
  19. MACHADO, Antonio: Soledades, Galerías y otros poemas. (Cátedra)
  20. MARTÍN, Andreu y RIBERA, Jaume: Alfagann es Flanagan. (Anaya)
  21. MENDOZA, Eduardo: Sin noticias de Gurb. (Seix Barral)
  22. MERINO José María: El oro de los sueños. (Alfaguara)
  23. PELEGRÍN, Ana: Poesía española para jóvenes. (Alfaguara)
  24. PÉREZ REVERTE, Arturo: El Capitán Alatriste. (Alfaguara)
  25. SANTOS, Care: El anillo de Irina. (Edelvives)
  26. SILVA, Lorenzo: El alquimista impaciente. (Destino)
  27. VALLE INCLÁN, Ramón Mª del: Luces de bohemia. (Espasa Calpe)
  28. VARGAS LLOSA, Mario: Los cachorros. (Lumen)
  29. VÁZQUEZ MONTALBÁN, Manuel: Los mares del sur. (Planeta)
  30. VERNE, Julio: Veinte mil leguas de viaje submarino. (Alianza)
 
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