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Bicentenario del nacimiento de Emily Brontë, novelista y poetisa inglesa

 
El tirano oprime a sus esclavos, y éstos, en lugar de volverse contra él, se vengan en los que están debajo.
"Cumbres borrascosas" (1847)
 
La familia de Emily Brontë (1818-1848) sufrió diferentes desgracias y desapariciones prematuras. A pesar de ello, tanto Emily como su hermana Charlotte legaron dos de las obras más hermosas y perfectas que han nacido en el seno de la literatura anglosajona de los últimos siglos.
 
Con motivo del 200 aniversario de su nacimiento, merece la pena repasar la breve pero intensa vida de esta creadora, una mujer que mantuvo un perfil discreto y acorde a las férreas convenciones de su tiempo.
 
Su padre era un párroco anglicano de origen irlandés llamado Patrick Brontë y su madre Maria Branwell, de quien apenas tuvo recuerdos pues falleció al año justo de su nacimiento. A pesar de este terrible infortunio, Emily tuvo la suerte de crecer en una familia de clase media.
 
La casa de la familia Brontë, en Haworth (Imagen de Travelib Europe / Alamy)
 
Cuando cumple dos años abandona su localidad de nacimiento (Thornton, Yorkshire, Inglaterra) junto a sus cinco hermanos para instalarse en Haworth, ciudad en la que el padre es nombrado rector.  En esta ciudad cercana a Leed, donde en la actualidad existe un museo dedicado a los personajes de las novelas escritas por las hermanas, cursa estudios en el colegio de Clergy Daughters (Cowan Bridge, Lancashire).
 
De nuevo la desgracia recae sobre la familia, al enfermar las dos hermanas mayores y, posteriormente, fallecer en 1825. Según los biógrafos oficiales, ya en aquella época jugaba junto a ellas y a su hermano Branwell a crear historias ambientadas en un mundo imaginario formado por Angria, Gondal y Glass Town.
 
Para obtener algunos ingresos económicoas, entre 1838 y 1841 trabaja como maestra e institutriz en Law Hill, cerca de Halifax (West Yorkshire). Un año más tarde viaja a Bruselas, en Bélgica, para ingresar en un colegio privado. Allí pudo perfeccionar su francés, aunque se vió obligada a regresar a la casa familiar a causa del fallecimiento de su tía, que era la albacea. De esta forma, a esa temprana edad, debe administrar el hogar de los Brönte.
 
Una responsabilidad extra que suma a otras que, por amor, había ya aceptado, como el cuidado de su hermano, un artista fracasado en la pintura, despedido de su último trabajo y con una fuerte adicción al alcohol.
 
Imagen: Blue plaque places
Los estudios sobre su gran obra certifican que muchos de aquellos días oscuros, en los que pasaba largas noches de vigilia al cuidado de su hermano, fueron aprovechados para redactar algunos de los principales pasajes de Cumbres borrascosas. 
 
Por fin, en 1846, Emily Brontë publica la obra, una tormentosa historia de amor recibida con poco afecto por los críticos literarios en su momento, pero que el tiempo ha situado con justicia en lo más alto de la narrativa romántica inglesa. Actualmente está considerada una de las obras cumbre de la época victoriana y sigue generando adeptos generación tras generación gracias a sus sucesivas ediciones y adaptaciones. 
 
La novela se gestó mucho tiempo atrás, al parecer existía una promesa formulada entre tres de las hermanas, –Charlotte, Anne y Emily–, para escribir una novela cada una antes de morir. "Árida y nudosa como la raíz del brezo", como la definió Charlotte, ha inspirado películas, óperas, canciones, cómics, narraciones radiofónicas y a otros muchos literatos contemporáneos.
 
La trama está trufada de elementos propios del género gótico, pero el acierto con el que refleja la tensión y la incertidumbre a lo largo de todo el emocionante relato destaca sobremanera. Tal vez estamos ante una de la atmósferas opresivas mejor conseguidas en la historia de la literatura moderna. 
 
 

Un breve homenaje a la obra tributado por el programa literario Página 2, de RTVE

Su agitada vida, al parecer también padeció el sindrome de Asperger, finalizó a los treinta años a consecuencia de una tuberculosis. Demasiado joven para morir, aunque su espíritu está presente en cada una de las páginas de la novela doscientos años después.

Si aún no lo has hecho, 2018 es un año excelente para homenajear a la autora leyendo Cumbres borrascosas 
 
 
[Fuentes para construir su biografía: Poetry Foundation; The Guardian]
 
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