¿Tienen alguna vigencia los castigos que vivieron las generaciones anteriores para corregir "malas" conductas? Nuestro amigo ha sido confinado frente a una pared, tal vez como consecuencia de algo que pasó a la hora de comer. Con esta obligación, los inductores seguramente creen que tendrá tiempo para reflexionar sobre la raíz del problema y la necesidad de que nunca más vuelva a suceder. Mientras pasa el tiempo, despacio, en silencio; nuevos visitantes (todos ellos animales humanizados); se suman voluntariamente a este correctivo, convencidos de que también han tenido un comportamiento poco ejemplar. Al ritmo de las onomatopeyas se incorporan variopintos personajes, todavía mostrando los indicios y consecuencias de sus diversas travesuras, para configurar un divertido y estrafalario, a la par que atestado, cuadro final, solo roto por el perdón. Con estructura de cuento acumulativo, la fórmula alcanza momentos delirantes que invitan a pensar: ¿de verdad el niño se ha portado tan mal? ¡Todo el mundo hace cosas equivocadas alguna vez...! El autor neerlandés construye un simpático relato en dobles páginas, con ilustraciones a sangre, en donde la expresividad de los personajes realza cada secuencia.
¿Tienen alguna vigencia los castigos que vivieron las generaciones anteriores para corregir "malas" conductas? Nuestro amigo ha sido confinado frente a una pared, tal vez como consecuencia de algo que pasó a la hora de comer. Con esta obligación, los inductores seguramente creen que tendrá tiempo para reflexionar sobre la raíz del problema y la necesidad de que nunca más vuelva a suceder. Mientras pasa el tiempo, despacio, en silencio; nuevos visitantes (todos ellos animales humanizados); se suman... Seguir leyendo
El rincón de pensar

¡CUAA!
¿Qué haces?
Estoy en el rincón de pensar.
¿Por qué?
Dicen que me he portado mal.
Ah..., vale.
¡GUAU!
¿Qué haces?
Dicen que me he portado mal.
Oh, yo también me he portado mal.
¿Puedo ponerme contigo?
¡Claro!