Rastros de tinta
Era el hombre más feo y con la mirada más perversa que había visto en mi vida.
Me miraba fijamente desde el cartel; las líneas de su rostro brillaban a medida que se secaba la tinta, y eso lo hacía parecer aún más vivo y amenazador. Sujeté el cartel con el brazo extendido para evitar que se arrugara.