Relato de las aventuras de Inés Saldaña y de cómo ayudó a Colón a descubrir América
Mi nombre es Inés y soy la tercera de los cuatro hijos habidos entre Cosme Saldaña y Antonia Castejón. Mi padre era alfarero, profesión noble donde las haya, pues consiste en hacer piezas para el disfrute y la utilidad de los demás. Mas no sólo es profesión útil la alfarería, sino que también es hermosa de trabajar. Una coge un pedazo de barro común, lo humedece, lo prepara y poco a poco, con la destreza de sus manos, va amasándolo, domesticándolo y transformándolo en un objeto valioso, en algo creado enteramente por un ser humano. Por eso, aunque fuéramos legos en materia religiosa, comprenderíamos el ejemplo de Dios como el gran alfarero de la humanidad.