En este curioso álbum se nos plantea el dilema de un rey que no quiere tomar el té junto a un gato, cuya compañía encuentra sumamente molesta y desagradable. El consejero real, Iván, le demuestra en verso y con mucha ironía, que cualquier otro compañero de merienda habría sido infinitamente peor. Los animales en general son incómodos en la mesa, así es que será mejor no quejarse. La estructura repetitiva y rimada aporta mucho ritmo y musicalidad al texto, que divertirá a los lectores a la vez que despertará su interés por la pintura. En este curioso álbum se nos plantea el dilema de un rey que no quiere tomar el té junto a un gato, cuya compañía encuentra sumamente molesta y desagradable. El consejero real, Iván, le demuestra en verso y con mucha ironía, que cualquier otro compañero de merienda habría sido infinitamente peor. Los animales en general son incómodos en la mesa, así es que será mejor no quejarse. La estructura repetitiva y rimada aporta mucho ritmo y musicalidad al texto, que divertirá a los lectores a la vez que despertará su interés por la pintura.

Té de palacio

En una mesa estaban los cuatro: Mondrián, El Rey, Iván y el Gato. Pronto el Rey rompió la calma y gritó con arrebato:
–¿Quién osó invitar al gato?, ¿Quién osó invitar al Gato?
–¡Majestad! –protestó Iván por encima de Mondrián–. ¿Es realmente necesario que os brinde en alegato por qué hoy entre nosotros está merendando el Gato.
–¡Por supuesto! –afirmó el Rey, que ya estaba medio chato–. ¡Quiero ya la explicación de por qué invitáis al Gato!