En este sencillo libro para prelectores, perteneciente a la serie «Mi hermana Lidia y yo», el niño que forma parte del dúo se despierta llorando desconsoladamente. Su hermana no entiende por qué, y le pide explicaciones continuamente, formulando divertidas hipótesis sobre qué puede ser la causa de que su hermano se encuentre tan mal. Una graciosa forma de hacer pensar a los niños en que no siempre los sentimientos negativos tienen una razón evidente, pero casi siempre se calman en compañía de un ser querido que nos muestra su cariño. En este sencillo libro para prelectores, perteneciente a la serie «Mi hermana Lidia y yo», el niño que forma parte del dúo se despierta llorando desconsoladamente. Su hermana no entiende por qué, y le pide explicaciones continuamente, formulando divertidas hipótesis sobre qué puede ser la causa de que su hermano se encuentre tan mal. Una graciosa forma de hacer pensar a los niños en que no siempre los sentimientos negativos tienen una razón evidente, pero casi siempre se calman en compañía de un ser querido que nos muestra su cariño.

¿Por qué lloras?

Un día me desperté muy deprisa. Como estaba tan triste, empecé a llorar en la cama. Mi hermana Lidia, que también estaba despierta, se acercó y me preguntó:
–¿Por qué lloras?
Al oír la pregunta, me puse a llorar más fuerte.
–¡Buaaaa!¡Buaaaaaa!
–¿Has tenido una pesadilla?
–¡No! ¡Buaaaa!
–Pero ¡estás llorando!
–¡Sí!¡Buaaaa!
–¿Y no has tenido una pesadilla?
–¡Noooo!¡Buaaaa!
–¿Te duele un diente?
–¡Noooo!¡Buaaaa!