Un club de Lectura Fácil está formado, básicamente, por un grupo de personas con distintas capacidades lectoras, que leen al mismo tiempo un libro adaptado para compartir sus impresiones con posterioridad y participar en actividades de dinamización en torno al mismo.
Cada usuario lee también en su casa, pero además una o dos veces por la semana, en días y horas previamente acordados, se reúnen todos para comentar las lecturas avanzadas desde el encuentro anterior. La forma de trabajo utilizada es diferente por la dificultad añadida que para la mayoría de sus miembros representa el acceso a un libro en el hogar (nivel de lectura muy bajo o inexistente, falta de atención, nivel de comprensión muy bajo...)
Existen distintas modalidades, dependiendo de la tipología de usuarios, de sus capacidades lectoras y de comprensión, del género escogido... Suele tener una composición muy heterogénea, con presencia de participantes de muy diversas edades, patologías y nivel cultural. Por ello es importante encontrar afinidades para cohesionar el grupo.
El número ideal de usuarios está entre 8 y 10, y los tiempos de reunión deben ser cortos (una hora/hora y media), con actividades dinámicas y un guión muy trabajado y previamente estudiado al detalle. El espacio debe estar acondicionado por sus propios miembros, con aportaciones personales e imágenes con las que se identifiquen. Es importante que ese lugar donde se van a reunir tantas veces sea de su agrado y se sientan "como en casa"
La materia prima principal son los libros adaptados. Para ello podemos ponernos en contacto con las diferentes asociaciones existentes en España, con el fin de que nos asesoren en la selección de títulos ideales para trabajar. Es muy recomendable conseguir una obra para cada miembro del club.
El profesional que dirige la actividad debe tener un amplio bagaje lector, empatía, cierto carisma o facilidad para la comunicación, capacidad de síntesis, de organización, de estructurar y orientar el club. Además, ha de poseer la sensibilidad necesaria para comprender la significación de la labor que realiza.
Igualmente, es vital que tenga un adecuado asesoramiento profesional para ofrecer respuestas educativas personalizadas y diversas con atención a las diferencias individuales de los miembros del club, y para diseñar las estrategias más adecuadas que le permitan introducir oportunamente las transformaciones metodológicas necesarias y lo conduzcan al éxito, de acuerdo con las capacidades y necesidades de cada uno de ellos.
Está demostrado que los clubes de lectura fácil potencian las virtudes inherentes a la lectura social. En primer lugar permiten disfrutar con mayor profundidad de la lectura, ayudan a potenciar la memoria, estimulan el aprendizaje de habilidades sociales y, por supuesto, promueven la socialización.
Los usuarios que acuden a estas actividades (también abiertas a niños y jóvenes), ven favorecido su enriquecimiento cultural mediante la lectura y refuerzan o consolidan el hábito intelectual, animándoles a participar de forma activa en otras dinámicas grupales de ámbito cultural y social.
Los comentarios e interacciones entre los miembros de los clubes ayudan a despertar la imaginación y la emotividad, conocer otras perspectivas y reflexiones sobre los mismos textos leídos, fomentan el trabajo en equipo, la escucha activa... En definitiva les proporciona, aparte del placer propio que genera la lectura, una serie de conocimientos básicos muy útiles para desenvolverse en la vida diaria.
Una vez escogidos los libros que se van a utilizar (se recomienda realizar un test previo, en tono informal y lúdico para conocer los intereses de sus componentes), puede realizarse una primera sesión de lectura en voz alta, tras la que se pueden lanzar una serie de preguntas iniciales relacionadas con ese fragmento. De esta forma se pueden explicar algunos términos que, habitualmente, vienen detallados en notas al pie o complementarias para facilitar la comprensión.
A partir de este punto la conversación puede derivar hacia las características de los personajes, de la época en la que se ambienta, el argumento... Y ligar todo ello con vivencias personales de los participantes, recuerdos, experiencias vitales...
Esta actividad debe reforzarse con otra serie de dinámicas, programadas durante todo el curso, cuyo culmen puede ser la visita de un escritor o ilustrador, una excursión a alguna localidad, espacio o museo relacionado con el argumento, un viaje virtual a través de Google Earth hasta los escenarios en donde se ambienta la trama (si la distancia impide hacerlo en persona); cine fórums, convenios con asociaciones cercanas para participar en talleres o espectáculos que tengan conexión con la obra, visitas a bibliotecas... Siempre teniendo en cuenta las posibles dificultades no solo lectoras de los participantes.
Se trata de una tipología de actividad especialmente interesante para personas con parálisis cerebral, trastornos de desarrollo (como el autismo), trastornos de la comunicación (como la disfasia), dislexia, inmigrantes, ancianos...
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