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¿Qué tienen los clubes para seguir siendo una actividad tan vigente y popular? ¿Cuáles son sus beneficios?

Están fuera de toda duda los múltiples beneficios que ofrece la lectura social. Con la irrupción en su momento de la denominada web 2.0 (y las sucesivas evoluciones en formatos y soportes), las posibilidades de reflexionar sobre libros, compartir reseñas, seguir a otros lectores o descubrir y conectar con nuevos autores se han multiplicado de forma exponencial en los últimos años.

Tradicionalmente los clubes de lectura, como los grupos de teatro o las actividades que se llevaban a cabo a comienzos del XXI en torno a los juegos de rol –cuando vivieron su mayor popularidad-; han ayudado también a los lectores en otros ámbitos. Por ejemplo a vencer la timidez, conocer personas con las mismas aficiones, descubrir sugerentes matices de las historias que más nos gustan, apreciar de cerca y desmitificar (o idolatrar) a los creadores de los mundos que nos han hecho soñar desde el papel o la pantalla...

Son varias, por tanto, las razones que justifican el éxito de algunas actividades grupales en torno a la lectura. La posibilidad de compartir propuestas, autores preferidos o historias en diversos formatos con otras personas que tienen idénticas inquietudes, algo que podemos afrontar en un doble plano virtual y presencial, es motivador para todos: los lectores habituales refuerzan el hábito y encuentran nuevos incentivos, y los poco o nada aficionados a este tipo de prácticas colectivas descubre una forma divertida e innovadora de practicar su afición favorita.

Hemos sintetizado quince beneficios de pertenecer a un club de lectura para ayudarte a dar el paso definitivo, si es que aún no lo has hecho:

Acentuar la afición

Aunque nos encante leer, nuestras obligaciones y compromisos nos impiden dedicar el tiempo que quisiéramos a disfrutar de una buena historia. Los clubes te aseguran este hábito adaptándose a tu tiempo libre y a tu disponibilidad horaria.

Encontrar nuevas motivaciones

Las propuestas de los coordinadores están dirigidas a sorprenderte. Seguramente tengas una predilección por un determinado género pero a lo largo del curso es probable que el descubrimiento de nuevas obras o autores inesperados, te lleven a saborear (e incluso desmitificar) otros estilos literarios y soportes.

Algo tan sencillo (o tan difícil) como hacer amigos

Es indudable que este tipo de actividades propicia nuevas amistades y sinergias con otros grupos de aficionados a distintas cosas. Tal vez la lectura sea la puerta de entrada también para nuevos hobbies o intereses en los que hasta ahora no habías reparado.

La excelencia está asegurada

¿Cuántas veces hemos escogido libros “equivocados”? Obras que no reflejan el momento que vivimos, que no ofrecen las claves para ver la vida con otros ojos cuando necesitamos hacerlo o, simplemente, historias aburridas que no eran lo que esperábamos. El trabajo que hay detrás de cada club de lectura asegura que, al menos, los títulos que lleguen a tus manos serán de gran calidad.

¿Y si nos hicieran mejores lectores?

La mayoría de clubes de lectura ofrecen determinados beneficios extra en función del lugar donde se celebran. En las bibliotecas, por ejemplo, se permiten más días de préstamo para los materiales vinculados a la actividad, acceso seguro a un ejemplar (se distribuyen varios para cada curso); posibilidad de conocer en persona a un escritor/a o ilustrador/a; en los que se celebran en librerías algunos descuentos exclusivos si deseas comprar, en otros espacios culturales o de ocio existen también distintos tipos de incentivos, que deben quedar claros a la hora de inscribirse a la actividad.

Foto: M. Helin CCO

Otros caminos para la lectura

A cualquier edad podemos descubrir que hay otras formas de afrontar una lectura, nuevas ópticas, matices diferentes que transforman la experiencia, mensajes subyacentes que, tal vez, por nuestra cuenta nunca habríamos detectado. Todo eso y mucho más es posible gracias a la labor de estos grupos y de sus coordinadores/as.

Tesón y motivación para cada semana

¿Cuántas veces te has acogido al derecho “número 3” de los enunciados por el escritor y profesor Daniel Pennac en su día? Sí, el derecho a no terminar un libro es un clásico, pero mantener el curso de la historia hasta el final forma parte fundamental de la dinámica de un club, por lo que –probablemente- haremos todo lo posible para cumplir con los objetivos, con mayor ahínco incluso que si lo hiciéramos de forma personal e individual. Los clubes nos ayudan a estar motivados.

Nuevos espacios de lectura

Cuando la actividad está bien planificada e ilusiona a sus componentes (por la posibilidad de una visita extra o de acercarnos a ese autor que siempre nos gustó), trataremos de avanzar en los capítulos en cualquier lugar, más allá del espacio que tenemos reservado a la lectura en nuestro hogar.

Mapas literarios

Al hilo del libro elegido se organizan rutas, visitas a espacios vinculados a la trama o a la vida del autor/a… Pueblos, rincones, ciudades y edificios singulares en los que tal vez nunca nos habíamos fijado y que pueden enriquecer nuestros próximos viajes.

Pasiones compartidas

Es frecuente la celebración de encuentros entre componentes de otros clubes de lectura, ya sea a nivel local, regional, nacional o internacional. Cada año se programan múltiples citas de este tipo a la que podemos asistir en grupo o de forma individual, y en donde se dan a conocer experiencias innovadoras, o se sugieren ideas para mejorar sus dinámicas habituales.

Las redes sociales para algo más…

Gracias a los blogs, a los booktubers, a los bookstagrammers, wattpaders, a los lectores que crean comunidades de fans en Facebook, a Goodreads y a tantas y tantas herramientas presentes en internet para ayudarnos a descubrir nuevos matices sobre la lectura (o las mejores novedades y recomendaciones), hemos accedido a un nuevo canal de prescripciones que, apoyados por nuestra pertenencia al club, pueden transformar o modificar nuestra experiencia lectora hasta el momento.

Foto: A. Brown CCO

Lectores críticos

La sociedad contemporánea precisa de lectores críticos, ciudadanos partícipes de las decisiones que les afectan a diario. Es uno de los múltiples beneficios que provoca la lectura. Pertenecer a un colectivo que potencia esa cualidad, un don que podemos cultivar a través de este hábito, nos ayudará mejorar (aunque sea con un pequeño granito de arena) el mundo que nos rodea y a afrontar cada día con optimismo y nuevas ideas.

Huir de la realidad

Ante los agobios diarios, el estrés, las situaciones límite, las preocupaciones… Leer es un placer, una forma de evasión, una puerta de salida a los problemas. Cuando practicamos el hábito en compañía, el disfrute y las posibilidades de ocio se multiplican.

Contra la soledad

Tal y como afirmaba Mikita Brottman en “Contra la lectura” (Blackie Books, 2018) la “lectura cuidadosa puede dejarnos allí varados, alienados e inútiles, solos y desclasados, aislados de otros seres humanos, incluso en nuestros propios recuerdos, de nuestra propia experiencia de nosotros mismos”. Los clubes de lectura tienen las puertas abiertas a reunirnos con otros amantes de las buenas historias y ayudarnos a establecer las sinergias que todas las personas necesitamos para mantener el equilibrio.

Para ser iguales

Las bibliotecas, centros escolares y espacios culturales que programan este tipo de propuestas habilitan un espacio para el conocimiento, el disfrute y la socialización, aspectos que solo pueden tener éxito en el marco de una convivencia en igualdad, en la que se ofrezcan las mismas oportunidades de intervenir con sus exposiciones a todas las personas y en la que se programen encuentros con autores/as de ambos sexos y lecturas que recojan el mayor número posible de inquietudes presentes en la sociedad.

CONTINUARÁ...

 
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