Jason desnuda las historias de todo tipo de artificios gráficos; reduce sus personajes a un patrón antropomórfico en toda su obra y se centra en un guión rebosante de originalidad y densidad literaria, lleno de referentes que adapta a su peculiar concepción de la aventura. Si Hemingway o Joyce, en aquel París bohemio en el que coincidieron, se hubiesen dedicado al mundo del cómic, probablemente habrían sido igual de grandes, aunque hubieran pasado los mismos apuros económicos que los dibujantes de hoy. Por eso, nadie duda un instante ante la propuesta de realizar un atraco que, además, devolverá la emoción que parecía empezar a desaparecer de sus vidas.
Jason desnuda las historias de todo tipo de artificios gráficos; reduce sus personajes a un patrón antropomórfico en toda su obra y se centra en un guión rebosante de originalidad y densidad literaria, lleno de referentes que adapta a su peculiar concepción de la aventura. Si Hemingway o Joyce, en aquel París bohemio en el que coincidieron, se hubiesen dedicado al mundo del cómic, probablemente habrían sido igual de grandes, aunque hubieran pasado los mismos apuros económicos que los dibujantes... Seguir leyendo
No me dejes nunca
–¡Eh! ¡Hem!
–Hola, Ezra.
–Cuánto tiempo, ¿cómo están Hadley y el niño?
–Bien, bien, ¿y tú?
–Acabo de volver de Rapallo. Por cierto, voy de camino a La Closerie, ¿quieres venir?
–Me encantaría, pero he quedado con Gertrude Stein. ¿Nos vemos esta noche en el Dingo?
–Claro, saluda de mi parte a Gertrude y a Alice.
–Hasta luego.