Aventura en el circo
La tranquilidad había desaparecido ya de la casa. Los cuatro niños se hallaban de vuelta del colegio y en aquellos instantes estaban metiendo los baúles, gritándose los unos a los otros. El loro Kiki, ni que decir tiene, tomo parte en la algazara, profiriendo penetrantes chillidos.
-¡Tía Allie! ¡Estamos de vuelta! -gritó Jack-. ¡Cállate, Kiki! ¡Apenas consigo oírme chillar a mí mismo!