La plazuela de San Justo
Aquel resultó un día fatal. En días así solía decir mi madre: «¡Vaya, hoy me he levantado con el pie izquierdo!» Bueno, pues eso era lo que me había ocurrido.
Primero llegué tarde al colegio. Todas las mañanas mamá, tras un primer aviso, va a la cama y me saca de un tirón. Pero mamá estaba algo enferma y se conformó con repetir: «Pepito, levántate, que no vas a llegar...» Me aproveché... Mas cuando entré en la iglesia, vi que me había pasado de la raya.