Un interesante álbum que nos rodea por instantes de placas y montañas de hielo, para convertirnos en esquimales, de ojos negros y mirada lista. Los dibujos y el texto nos ayudan a entender de qué forma los integrantes de este pueblo se acostumbrar a vislumbrar en los blancos de su entorno contrastes tan acentuados como lo son los nuestros. El blanco de un oso polar comparado con el de un iglú son para ellos tan distintos como pueden serlo para nosotros el azul del mar y el amarillo del sol.
Un interesante álbum que nos rodea por instantes de placas y montañas de hielo, para convertirnos en esquimales, de ojos negros y mirada lista. Los dibujos y el texto nos ayudan a entender de qué forma los integrantes de este pueblo se acostumbrar a vislumbrar en los blancos de su entorno contrastes tan acentuados como lo son los nuestros. El blanco de un oso polar comparado con el de un iglú son para ellos tan distintos como pueden serlo para nosotros el azul del mar y el amarillo del sol.
Los mil blancos de los esquimales
Soy esquimal. Donde vivo no hay campos ni árboles ni flores.A mi alrededor se extiende una llanura infinita, vacía y muy blanca. El agua del mar se ha helado. Todos los inviernos pasa lo mismo; por eso mi mar no es azul, sino blanco. Me gusta recorrer la llanura en mi trineo azul. Avanzo a toda velocidad, dejando detrás una señal blanca. Miro, y mis ojos solo ven blanco. Lo gracioso es que los esquimales tenemos los ojos negros. Con estos ojos consigo ver mil tonos de blanco. Tan distintos como son para vosotros...