Busco a Violet Park
La oficina de radiotaxis se encontraba al final de un callejón adoquinado con pequeñas casas bajas a ambos lados. Allí conocí a Violet Park, o más bien a lo que quedaba de ella. En la puerta de al lado había un centro de curación, apelativo un tanto rimbombante para un lugar con una desvencijada puerta marrón, sin un picaporte en condiciones, sobre la que estaban pegados números de madera con forma de payasos.