Pulgarcilla
Érase una mujer que anhelaba una niña chiquitina y, no sabiendo cómo obtenerla, fue a consultar a una vieja hechicera.
Ardo en deseos de tener una niña chiquitina -le dijo-. ¿Podríais decirme qué he de hacer para conseguirlo?
-¡Oh! No hay cosa más fácil -contestó la bruja-. Aquí tienes un grano de cebada, muy distinta de la que se siembra en el campo o se da en el pienso a las bestias. Plántalo en una maceta y ya verás.