El secreto de las gafas
Aquel sábado Fátima regresó temprano y con la cesta llena, llenísima, de setas recién cogidas: ya no le cabía ni una más. Podía haber llenado otra cesta, pero era día de feria y no quería entretenerse.
Los feriantes venían una vez al mes. Montaban sus puestos a primera hora de la mañana a la orilla del río y esperaban a que la gente del pueblo se levantase y acudiese allí como hormigas.