Un mundo raro
María bailaba. Oía la lluvia y bailaba. Oía el timbre y bailaba. Oía los pájaros por la mañana y bailaba. Incluso las cosas que tocaba se ponían a bailar. Nadie en la casa de María sabía qué hacer con tanto baile. Cuando ponía la mesa, los platos comenzaban a moverse. Un día incluso hizo bailar al suelo de casa, y los vecinos se asustaron y gritaron: ¡¡¡Un terremoto!!!Si María bailaba tanto teniendo solo pies, imaginen lo que pasó cuando un día, mientras bailaba al ritmo de un reloj, le salieron alas.