Cuentos crueles
El narrador de cuentosEra una tarde calurosa y el vagón del tren resultaba sofocante; para colmo, faltaba casi una hora para la siguiente estación, Templecombe. En el compartimiento viajaban una nena pequeña, otra más pequeña aún, y un niño. Iba con ellos su tía, sentada en un extremo del asiento, y frente a ella un viajero joven, ajeno al grupo; pero eran los chicos quienes llenaban todo el lugar con su bullicio.