Molly Moon y el misterio mutante
Era una tarde invernal. Briersville Park estaba húmedo y brillante. La lluvia caía con fuerza, golpeando el sendero de la huerta como si quisiera vengarse de algo. Las gotas azotaban el camino color verde alga y cada una de ellas estalla en cientos de gotas más pequeñas que rebotaban de nuevo. Dos ranas se escondían bajo la pierna estirada de un Cupido de piedra que posaba en el centro de un estanque, y los peces color naranja de sus aguas se zambullían hacia el fondo turbio en busca de refugio.