Un provocativo álbum en el que unos niños pequeños disfrutan de un momento sin límites, en el que pueden pintar sus cuerpos, la habitación, e incluso el cuerpo de su madre, con sus pinceles de acuarela. Los colores y sus trazos les transportan a un viaje imaginario, en el que podrán navegar e inventar por tantas aventuras como elijan, hasta que su madre les recuerda de nuevo que deben meterse en la bañera. Aunque ahí termina parte del juego, no deja de ser divertido.
Un provocativo álbum en el que unos niños pequeños disfrutan de un momento sin límites, en el que pueden pintar sus cuerpos, la habitación, e incluso el cuerpo de su madre, con sus pinceles de acuarela. Los colores y sus trazos les transportan a un viaje imaginario, en el que podrán navegar e inventar por tantas aventuras como elijan, hasta que su madre les recuerda de nuevo que deben meterse en la bañera. Aunque ahí termina parte del juego, no deja de ser divertido.
Pintores
Chin y Jun oyeron la voz de su madre.
-¡Niños! ¡A bañarse!
Chin no quería bañarse.
Pero si estoy limpia...
A Jun tampoco le apetecía entrar en el agua.
Yo también estoy limpio –dijo convencido.
Y se puso a buscar algo en el cajón del armario.
Chin, mira lo que he encontrado.
En la mano de Jun brillaban unos botes de colores. Su hermana se levantó de un salto.
¿No fueron estas las acuarelas que usamos el día del Niño? –preguntó.
De pronto una sonrisa cómplice asomó a los labios de los dos hermanos.