Contada en primera persona por su protagonista infantil y con un cierto sesgo poético en su prosa, el texto relata en clave positiva la vida en un centro de acogida. Las referencias a palabras como "abrigo", "calor" o "techo", nos van pautando el sentido del texto, que no es otro que el de dar a conocer al joven lector cómo se siente un niño que junto a su madre han encontrado un sitio donde comenzar a vivir de nuevo, lejos del maltrato.
Contada en primera persona por su protagonista infantil y con un cierto sesgo poético en su prosa, el texto relata en clave positiva la vida en un centro de acogida. Las referencias a palabras como "abrigo", "calor" o "techo", nos van pautando el sentido del texto, que no es otro que el de dar a conocer al joven lector cómo se siente un niño que junto a su madre han encontrado un sitio donde comenzar a vivir de nuevo, lejos del maltrato.
Vivo en una casa malva
Tengo una ventana. La ventana tiene un cristal, que puede parecer que no está. Pero sí está. Separa dentro y fuera. Alrededor de la ventana tengo una pared. Una pared sola no hace una habitación, pero alrededor de la primera hay otras tres que cierran el espacio.