Solotareff crea una fábula moderna con personajes de los cuentos clásicos colocados en una situación compleja aderezada con sentido del humor. El joven lobo se debate entre hacer lo que manda la tradición y la lealtad hacia su amigo conejo, que ha vencido sus miedos por rescatarle. La amistad gana la partida y el lobo se rebela contra la tradición. Tan intensas como el argumento, las ilustraciones, en el reconocible estilo del autor, trasmiten viveza a través de superficies planas de fuerte colorido y encuadres inusuales.
Solotareff crea una fábula moderna con personajes de los cuentos clásicos colocados en una situación compleja aderezada con sentido del humor. El joven lobo se debate entre hacer lo que manda la tradición y la lealtad hacia su amigo conejo, que ha vencido sus miedos por rescatarle. La amistad gana la partida y el lobo se rebela contra la tradición. Tan intensas como el argumento, las ilustraciones, en el reconocible estilo del autor, trasmiten viveza a través de superficies planas de fuerte colorido y encuadres inusuales.
Edu planta cara al lobo
Hay lobos y lobos... y también está Edu.
Hay conejos y conejos... y también está Tom.
Desde hace muchos años Edu tiene un amigo y este amigo es Tom.
Un día Edu dijo:
–Escucha, Tom, tú eres un conejo: la playa, la lectura... Entiendo que a ti te guste todo esto, pero ¡yo soy un verdadero lobo!
–¿Y qué es un verdadero lobo? -preguntó Tom.
–Un verdadero lobo es alguien valiente, que se embarca en aventuras. Me voy al bosque a ver qué pasa.