Una historia sencilla y divertida sobre los riesgos de ser incauto, y sobre todo, sobre el riesgo de repetir acciones que ya hemos comprobado que son peligrosas. El pequeño conejo no obedece a su padre, y en lugar de esperar cerca de la casa a que se haga la hora del almuerzo, decide irse al bosque a dar un paseo. Enseguida le da caza el lobo, que busca comida para él y su hijo... Pronto la impaciencia del lobezno por comer algo antes del almuerzo ayudará al conejito a escapar del frigorífico.
Una historia sencilla y divertida sobre los riesgos de ser incauto, y sobre todo, sobre el riesgo de repetir acciones que ya hemos comprobado que son peligrosas. El pequeño conejo no obedece a su padre, y en lugar de esperar cerca de la casa a que se haga la hora del almuerzo, decide irse al bosque a dar un paseo. Enseguida le da caza el lobo, que busca comida para él y su hijo... Pronto la impaciencia del lobezno por comer algo antes del almuerzo ayudará al conejito a escapar del frigorífico.
El almuerzo
Pronto será la hora de almorzar. El conejo grande le dice al pequeño:
–No te muevas de aquí. Pronto comeremos.
Entonces, el conejito espera...
... a que el conejo grande se marche para ir a jugar.
Pero apenas ha caminado unos pasos en el bosque...
cuando le pilla el lobo.
–¡Cu-Cu! ¿Adivina quién regresa con un buen almuerzo? ¡Yo!
–¡Bravo! Tengo hambre.
–No, todavía no es hora de almorzar...
–Pero tengo hambre...
–¡No es no! Y no insistas.
–Buf...