Dan y el Cometiempo
El reloj de la torre más alta de la ciudad estaba precisamente en mi colegio. Llevaba dos siglos sin funcionar y nadie había conseguido arreglarlo pese a que eran muchos los relojeros distinguidos que lo habían intentado. En ocasiones, las autoridades de la ciudad habían acudido a los más prestigiosos relojeros de Suiza para que le devolvieran la vida. Pero todos cuantos subían a la torre bajaban lívidos.