El bastón del abuelo se convierte en la excusa que la autora utiliza para narrar una sencilla historia familiar repleta de nostalgia sobre la infancia, la vida rural y el amor por los mayores; en la que hasta los momentos difíciles se tornan positivos y los colores grises de la lluvia y el invierno se descomponen en un arcoiris primaveral mediante el prisma que supone la mirada de un niño. La riqueza de las ilustraciones y los momentos líricos del texto convierten esta obra en una sutil degustación de sentimientos y colores.
El bastón del abuelo se convierte en la excusa que la autora utiliza para narrar una sencilla historia familiar repleta de nostalgia sobre la infancia, la vida rural y el amor por los mayores; en la que hasta los momentos difíciles se tornan positivos y los colores grises de la lluvia y el invierno se descomponen en un arcoiris primaveral mediante el prisma que supone la mirada de un niño. La riqueza de las ilustraciones y los momentos líricos del texto convierten esta obra en una sutil degustación de sentimientos y colores.
En casa de mis abuelos
Eso que ves era el bastón de mi abuelo. Y ese era mi abuelo, siempre afanado y renqueante. El bastón seguía a mi abuelo a todas partes, eran amigos inseparables. A mi abuelo, en cambio, le gustaba seguir a mi abuela. Los dos se las ingeniaban para usar las cosas de una forma curiosa. Así como mi abuelo esgrimía su bastón, mi abuela tenía sus medias. Las medias de mi abuela eran el hilo mágico que los tenía unidos a ellos y a todas las cosas de la casa.