Esta hermosa versión de La Cenicienta, premio Lazarillo de Literatura 1996, está narrada con tanta sutileza que lo común se hace singular y nos parece estar leyendo una historia única. El autor crea, a partir de los componentes exóticos del relato, una atmósfera brumosa y romántica en la que los más extraños sucesos aparecen teñidos de autenticidad. El resultado es un texto que asume su vocación de clásico infantil y potencia su vocación universal. Los paisajes de Venecia, que Jesús Gabán dibuja cubiertos por la niebla, ilustran ese clima intemporal que nos hace evocar los cuentos de la infancia.
Esta hermosa versión de La Cenicienta, premio Lazarillo de Literatura 1996, está narrada con tanta sutileza que lo común se hace singular y nos parece estar leyendo una historia única. El autor crea, a partir de los componentes exóticos del relato, una atmósfera brumosa y romántica en la que los más extraños sucesos aparecen teñidos de autenticidad. El resultado es un texto que asume su vocación de clásico infantil y potencia su vocación universal. Los paisajes... Seguir leyendo
Los zapatos de Murano
En la sin par Venecia, el día de Todos los Santos del 1163 vieron la luz dos gemelos, tan semejantes, que incluso a sus propios padres les costaba trabajo distinguirlos. Descendían de una familia ilustre, cuyos orígenes se remontaban a la mítica fundación de la ciudad, tres siglos antes. Pero aunque su progenitor llevara, con orgullo rayano en la soberbia, el antiguo título de barón de Aquileia, lo cierto es que, en esa fecha, sus recursos estaban tan mermados que no pudo costearles a sus vástagos un bautizo todo lo espléndido que la ocasión merecía.