El canario de Brunei
Los días de fiesta que caen entre semana son días diferentes, especiales. De momento, no hay que ir al colegio, por lo tanto, no hay que levantarse temprano. Con esa intención me eché en la cama aquella noche, pensando que al día siguiente me levantaría tarde, muy tarde. A las diez. Pero no ocurrió así. El sol no había hecho más que salir. Sus primeros rayos se colaban por las ranuras de la persiana. A través de la ventana me llegaba un ligero zumbido callejero y un “pío, pío” insistente.