El poeta vasco Juan Kruz Igerabide se aventura a explicar a los niños qué es el alma, imaginándosela como una gota de agua que habita en la luna, durmiendo plácidamente, disfrutando de las noches de plata. Un día despierta y, atraída por el beso de un hombre y una mujer, viaja a la Tierra para envolver a la criatura que descansa en el vientre de ella. El tono poético del texto conjuga con unas ilustraciones de formas geométricas y tonos saturados.
El poeta vasco Juan Kruz Igerabide se aventura a explicar a los niños qué es el alma, imaginándosela como una gota de agua que habita en la luna, durmiendo plácidamente, disfrutando de las noches de plata. Un día despierta y, atraída por el beso de un hombre y una mujer, viaja a la Tierra para envolver a la criatura que descansa en el vientre de ella. El tono poético del texto conjuga con unas ilustraciones de formas geométricas y tonos saturados.
Historia de una gota
La gota invisible
En lo más hondo de las personas,
allí donde brotan los suspiros,
hay una gota invisible.
Nadie la ve, pero allí está.
En el principio, la gota estaba en la Luna.
Dormía plácidamente, disfrutando de las noches de plata.
La luna, que sonreía en cuarto menguante,
parecía una cuna meciéndose suavemente.