La musicalidad de la lectura en voz alta combina con las ilustraciones en esta versión del clásico de Perrault. Élodie Fondacci adapta la historia llevándola a su terreno, el de la locución y la narración oral. En varios momentos el texto interpela al lector en un intento de hacerle partícipe. Éric Puybaret dibuja la historia en el mismo escenario y con los elementos tradicionales pero su estilo colorista y la elegancia de sus trazos al definir a los personajes renuevan el cuento.
La musicalidad de la lectura en voz alta combina con las ilustraciones en esta versión del clásico de Perrault. Élodie Fondacci adapta la historia llevándola a su terreno, el de la locución y la narración oral. En varios momentos el texto interpela al lector en un intento de hacerle partícipe. Éric Puybaret dibuja la historia en el mismo escenario y con los elementos tradicionales pero su estilo colorista y la elegancia de sus trazos al definir a los personajes renuevan el cuento.
La Bella Durmiente del Bosque
Érase una vez un reino que se llamaba el reino de las Mil Torres. ¿Que por qué? Pues precisamente porque el rey y la reina de ese reino vivían en un castillo que tenía mil torres, ni una más, ni una menos. Había enormes torreones retorcidos que subían en espiral, pequeñas torretas rotatorias que parecían tornasoles, y gruesas torres que se arremolinaban como torbellinos… Era un castillo magnífico, y, sin embargo, el rey y la reina estaban muy tristes.