Algunas de las dotes que han hecho famosa la figura del célebre detective ya aparecen esbozadas en su adolescencia: la observación detenida de los personajes con los que interactúa, una curiosidad incansable o el imparable afán aventurero. Cualidades que le llevan, en esta ocasión, a participar en una intrigante investigación en torno al auténtico asesino del presidente norteamericano Abraham Lincoln. Una separata autorizada del personaje, que en su segunda entrega vuelve a retomar la esencia de las incomparables narraciones de Doyle y ofrece al lector nuevos y encantadores quebraderos de cabeza.
Algunas de las dotes que han hecho famosa la figura del célebre detective ya aparecen esbozadas en su adolescencia: la observación detenida de los personajes con los que interactúa, una curiosidad incansable o el imparable afán aventurero. Cualidades que le llevan, en esta ocasión, a participar en una intrigante investigación en torno al auténtico asesino del presidente norteamericano Abraham Lincoln. Una separata autorizada del personaje, que en su segunda entrega vuelve a retomar la esencia de las incomparables narraciones de Doyle y... Seguir leyendo
El joven Sherlock Holmes. La sanguijuela roja
James Hillager pensó que alucinaba cuando vio por primera vez la sanguijuela gigante.
En la selva de Borneo hacía tanto calor y había tanta humedad que parecía que estuviera en un baño turco. Tenía la ropa empapada, y el vapor de agua en la atmósfera no permitía que el sudor se evaporase y le goteaba sin cesar de los dedos y la nariz, o le resbalaba por el cuerpo y se acumulaba en cualquier sitio donde su ropa le tocara la piel.