De argumento sobradamente conocido -obviamos repetirlo-, El Quijote, con su rica mezcla de géneros literarios en boga en la España del Siglo de Oro, su elaborado discurso lingüístico, su humor ocurrente a la par que descarnado y sus protagonistas -vapuleados por el destino- en continuo desarrollo, emerge en tiempos de su publicación (1605, la primera parte, 1615, la segunda) como la gran novela capaz de darle nuevos bríos a un género anquilosado hasta tal extremo que era posible, como hizo Cervantes, burlarlo mediante una trabajada parodia. La novela moderna, decimos hoy, nace con El Quijote por la introducción de estas novedades, que le aportaron frescura y profundidad y elevaron el lugar que la sátira de costumbres ocupaba en nuestra literatura. Pero si hay algo que valoramos de la lectura de esta obra, además de su irreverente humor y su acendrada crítica de una sociedad inculta y cruel que carece de compasión, es la complejidad de una obra que empieza como caricatura jocosa y termina con desengaño, escepticismo y dolor. La presente edición reproduce algunas de las pinturas que el francés Jean Mosnier, contemporáneo de Cervantes, realizó con motivos de la obra. Clásico entre los clásicos.

De argumento sobradamente conocido -obviamos repetirlo-, El Quijote, con su rica mezcla de géneros literarios en boga en la España del Siglo de Oro, su elaborado discurso lingüístico, su humor ocurrente a la par que descarnado y sus protagonistas -vapuleados por el destino- en continuo desarrollo, emerge en tiempos de su publicación (1605, la primera parte, 1615, la segunda) como la gran novela capaz de darle nuevos bríos a un género anquilosado hasta tal extremo que era posible, como hizo Cervantes, burlarlo mediante una trabajada... Seguir leyendo