Nueva versión de uno de los más conocidos relatos infantiles de la tradición popular norteamericana. La historia de El polito valiente bebe de la fuente originaria al plantear el texto como un cuento acumulativo, desarrollado a partir de un incidente trivial (una bellota golpea a un pequeño pollo, quien cree que ese suceso anticipa el desplome del cielo, lo que le lleva a correr en pos del rey para comunicarle el peligro), pero -al igual que en la película de la Factoría Disney, que adaptó el texto en 2005 (hay otra versión más fidedigna de 1943)- se distancia de la tradición al resolver la historia de un modo que elude la tragedia original y, por tanto, anula su aspecto ejemplarizante (que prevenía sobre la importancia de no dejarse embaucar cuando alguien sospechoso nos regala los oídos). En la propuesta del ilustrador R. Byrd, el pollito protagonista, si bien es engañado, consigue esquivar una muerte segura gracias a la astucia que despliega en una situación peligrosa, salvándose a sí mismo y a sus amigos de la granja. Entrañable, si bien los pequeños gustan más de la truculencia, que enlaza con su imaginación y les lleva al terreno de lo improbable.
Nueva versión de uno de los más conocidos relatos infantiles de la tradición popular norteamericana. La historia de El polito valiente bebe de la fuente originaria al plantear el texto como un cuento acumulativo, desarrollado a partir de un incidente trivial (una bellota golpea a un pequeño pollo, quien cree que ese suceso anticipa el desplome del cielo, lo que le lleva a correr en pos del rey para comunicarle el peligro), pero -al igual que en la película de la Factoría Disney, que adaptó el texto en 2005 (hay otra versión... Seguir leyendo
El pollito valiente
Un buen día, la gallina Marcelina decidió hacer un pastel. Como no tenía con qué hacerlo, envió al pollito al mercado, a comprar leche, harina y miel.
-No te hagas el remolón -le dijo-, y vuelve a casa de un tirón.
El pollito allá se fue, bajando por el caminito, hasta que... ¡cloc! Una bellota grande y marrón le dio en la cabeza un buen coscorrrón.
-Ayyy! -gritó-. El cielo se va a caer! ¡El rey lo debe saber! ¡Voy a avisar al rey!