El sugerente imaginario de Maurice Sendak alcanza su clímax con la historia de la pequeña Aida, quien, por desidia, facilitó el secuestro de la  hermana  que tenía bajo su cuidado y hubo de trasladarse –con su hechizante cuerno musical- hasta los dominios de la irracionalidad, los territorios de la ensoñación donde se produce la quiebra con lo esperable y emergen la turbación, el prodigio y el desasosiego. En ese universo, gobernado por extrañas fuerzas, mora su hermana en compañía de los duendes raptores, también bebés como ella. Inquietante relato construido a partir de diversos elementos de la tradición literaria occidental, como la partida allende los mares del hombre de la casa, las fuerzas maléficas que acechan a los niños, la virtud de una valiente y pequeña heroína, la maldad de los duendes o el poder subyugante de la música. Al otro lado reside –acompasada por un lenguaje poético de raigambre folclórica- la válvula de escape de un mundo plagado de inseguridades y emociones encontradas, como las que circundan la existencia de los pequeños, que, lejos de ingenuas concepciones, no aparece retratada en las historias de Sendak  como el  espacio de la felicidad sin cuento, sino el del conflicto y la incertidumbre, pero también el de la ternura, el amor y  la esperanza que todo niño necesita y merece. Imprescindible.

El sugerente imaginario de Maurice Sendak alcanza su clímax con la historia de la pequeña Aida, quien, por desidia, facilitó el secuestro de la  hermana  que tenía bajo su cuidado y hubo de trasladarse –con su hechizante cuerno musical- hasta los dominios de la irracionalidad, los territorios de la ensoñación donde se produce la quiebra con lo esperable y emergen la turbación, el prodigio y el desasosiego. En ese universo, gobernado por extrañas fuerzas, mora su hermana en... Seguir leyendo