La literatura decimonónica occidental vino a dar, debido al cambio de paradigma introducido por el Romanticismo a finales del siglo anterior, en una amalgama de géneros, temas y motivos que enriqueció el panorama literario de aquel tiempo, si bien no siempre esa variedad vino acompañada de propuestas de gran calidad. Se popularizaron así géneros como el folletín truculento, las historias de misterio de corte gótico o los melodramas lacrimosos, que encandilaban a un lector anhelante de sacudidas emocionales. Un cuento de enfermera -relato hasta ahora inédito de la autora de la recordada Mujercitas- bebe de ese contexto, y en ella habremos de encontrar tópicos sin fin de la literatura del momento: entregadas cuidadoras de almas torturadas, lances azarosos, acechantes secretos de familia, renuncias amorosas incomprensibles, extrañas tretas para evitar un temido desenlace, feminismo maternalista y machismo paternalista, enfermedades estigmatizantes, secretos de familia y almas torturadas en busca de cristiana redención. Todo ello encontrará quien se acerque a unas páginas que, si bien no están entre las mejores de una autora ya de por sí menor, poseen el encanto de esas viejas historias que retrataban un mundo hoy desaparecido, y garantizan un buen rato de lectura para lánguidas tardes de domingo.

La literatura decimonónica occidental vino a dar, debido al cambio de paradigma introducido por el Romanticismo a finales del siglo anterior, en una amalgama de géneros, temas y motivos que enriqueció el panorama literario de aquel tiempo, si bien no siempre esa variedad vino acompañada de propuestas de gran calidad. Se popularizaron así géneros como el folletín truculento, las historias de misterio de corte gótico o los melodramas lacrimosos, que encandilaban a un lector anhelante de sacudidas emocionales. Un cuento de enfermera... Seguir leyendo