La figura de Thoreau emerge ante nosotros como emblema de una moderna concepción del ser humano y, sin duda, como gran representante de uno de los pilares fundacionales del pensamiento liberal que está en el origen de la democracia norteamericana. El autor construye un relato personal donde manifiesta su necesidad de aislarse del ‘ruido’ que rodea al hombre en la época industrial para lograr estar en paz consigo mismo, constata la responsabilidad de cada individuo en el cuidado del hábitat en que se desenvuelve su vida (en una suerte de proto-ecologismo) y termina defendiendo la libertad de pensamiento y acción como un derecho inalienable de todo ser humano, si bien sitúa ese derecho en coordenadas extremas que, hoy, resultaría llamativo aceptar sin caer en cierta fobia social o misantropía, aunque su indagación en el yo revele un idealismo de cuño romántico. Estupenda ocasión para adentrarse en un estimulante pensamiento que, con sus anhelos libertarios, enlaza bien con las aspiraciones y ansias de la juventud. Para quienes aún están buscando su lugar.
La figura de Thoreau emerge ante nosotros como emblema de una moderna concepción del ser humano y, sin duda, como gran representante de uno de los pilares fundacionales del pensamiento liberal que está en el origen de la democracia norteamericana. El autor construye un relato personal donde manifiesta su necesidad de aislarse del ‘ruido’ que rodea al hombre en la época industrial para lograr estar en paz consigo mismo, constata la responsabilidad de cada individuo en el cuidado del hábitat en que se desenvuelve su vida (en una suerte de... Seguir leyendo
Walden o La vida en los bosques. Del deber de la desobediencia civil
I. ECONOMÍA
Cuando escribí las páginas que siguen, o más bien la mayoría de ellas, vivía solo en los bosques, a una milla del vecino más próximo, en una cabaña que construí yo mismo junto a la orilla de la laguna Walden, en Concord, Massachusetts, al tiempo que me ganaba el sustento con la labor de mis manos. Allí viví dos años y dos meses. Heme aquí de nuevo en la civilización.
No impondría mis cosas a la atención de los lectores de no haber sido por las pesquisas, que algunos considerarán impertinentes, y yo no, dadas las circunstancias, llevadas a cabo por mis conciudadanos en cuanto a mi modo de vida.
Algunos querían saber qué comía; otros, si me sentía solo, si tenía miedo y cosas parecidas. Los ha habido interesados en saber qué parte de mis ingresos dedicaba a fines benéficos; otros que, dotadosde abundante familia, deseaban conocer el número de niños pobres a mi cargo. Me excuso, pues, ante aquellos lectores poco interesados en mi persona, por tratar de de dar respuesta a alguna de estas preguntas en las páginas que siguen. En la mayoría de los libros, el yo o primera persona es omitido; en éste se conserva; en cuanto a egotismo, esa es la principal diferencia.