El amplio desarrollo de los postulados del idealismo filosófico que caracterizó las décadas finales del siglo XVIII, propició que el XIX asistiera a un denodado interés por diferentes aspectos de la cultura popular, en especial aquellos elementos que la población sentía como propios y consideraba inherentes a su ser nacional. En ese contexto, el folclorista lleva a cabo una labor de investigación sobre las raíces culturales de los territorios y fija un corpus conservado hasta entonces gracias a la transmisión oral. El escocés Andrew Lang dedicó buena parte de su trayectoria a la recopilación de estas historias, con especial atención a las de corte fantástico, consiguiendo gran éxito con The Blue Fairy Book (1889) -compilación a la que pertenece ‘Bella y la Bestia’- y The Red Romance Book (1906) –donde se incluye ‘Eros y Psique’-, historias vinculadas por su eje temático -el poder felizmente transformador del amor- pero también por algunos tópicos literarios, como la figura de la doncella tan hermosa como valiente o la ira furibunda de un ser sobrenatural. Para nostálgicos de las viejas buenas historias.
El amplio desarrollo de los postulados del idealismo filosófico que caracterizó las décadas finales del siglo XVIII, propició que el XIX asistiera a un denodado interés por diferentes aspectos de la cultura popular, en especial aquellos elementos que la población sentía como propios y consideraba inherentes a su ser nacional. En ese contexto, el folclorista lleva a cabo una labor de investigación sobre las raíces culturales de los territorios y fija un corpus conservado hasta entonces gracias a... Seguir leyendo
Eros y Psique. Bella y la Bestia
Eros y Psique
Había una vez un rey que tenía tres hijas. Las dos mayores eran muy bonitas y muchos las cortejaban, pero la menor era tan linda que en la ciudad murmuraban que era aun más hermosa que la diosa Afrodita y, cuando caminaba por las calles, los hombres le hacían reverencias, como si fuese la propia diosa.
No hacía mucho tiempo que Paris le había dado la manzana de oro a Afrodita por considerarla la mujer más bella de la Tierra y del Olimpo. Así que, cuando ella oyó de los honores que le otorgaban a Psique, entró en cólera y mandó buscar a su hijo Eros.
-Ven conmigo -dijo al aparecer Eros-. Tengo algo que mostrarte. Y volaron al palacio donde dormía Psique.
-Esa es la doncella a quien los hombres rinden honores que solo me corresponden a mí -susurró, mientras sus ojos grises centelleaban-. Te traje aquí para que puedas vengarme. Lánzale una de tus flechas para que se enamore de un mortal abyecto y vil. Ahora debo irme rápidamente porque Océano me espera.
Afrodita despareció. Eros se quedó contemplando a la doncella dormida y, mientras la admiraba, su corazón comprendió que aquellos que le rendían honores que correspondían a su madre no podían evitarlo.