Marta es auxiliar en una residencia de ancianos. Entre los pacientes con los que charla a diario se encuentra un hombre que sufre demencia senil: Daniel Faura, o Gandalf, como se conoce popularmente al hombre de larga barba blanca y extraña procedencia. Al llegar al complejo hospitalario un piano procedente de una donación, Daniel sorprende a la joven con su talento oculto. Se trata de un excepcional pianista que acarrea un problema desde la infancia. El obsesivo recuerdo de Sayá Sansar, una niña que conoció en la estepa mongola y se convirtió en discípula apasionada de la técnica del viejo maestro, pasa a ser también un interrogante permanente para la joven. La excelente historia que la autora teje en torno a los recuerdos del músico frente a las vivencias actuales de la reflexiva protagonista, atrapa desde el primer capítulo por su sensibilidad e intensidad. Calidad literaria que le ha hecho merecedor del Premio Alandar 2016. Una turbulenta narración que no deja indiferente y mece al lector de un punto a otro del mapa con la misma cadencia que las notas del piano de Daniel.
Marta es auxiliar en una residencia de ancianos. Entre los pacientes con los que charla a diario se encuentra un hombre que sufre demencia senil: Daniel Faura, o Gandalf, como se conoce popularmente al hombre de larga barba blanca y extraña procedencia. Al llegar al complejo hospitalario un piano procedente de una donación, Daniel sorprende a la joven con su talento oculto. Se trata de un excepcional pianista que acarrea un problema desde la infancia. El obsesivo recuerdo de Sayá Sansar, una niña que conoció en la estepa mongola y se... Seguir leyendo
La partitura
Está nevando. Miro por la ventana y veo los copos caer. Pienso en diminutos pájaros bulliciosos y fríos. Vienes y me tomas de la mano. Apoyo mi cabeza sobre tu hombro y entrecierro los ojos. Es bonito ver nevar desde tu hombro. Vuelan los copos, su silencio hermético como un secreto blanco. Tu mano se mueve y, antes de soltar la mía, la luz la alcanza.
- Vendré pronto -me dices.
Me besas en la mejilla y sales a la calle. Veo tu abrigo negro moverse entre los copos. Tus huellas.